Los frigoríficos y estanterías ofrecen alimentos gratuitos.
Un par de voluntarias dejan en un frigorífico alimentos que han encontrado.
Uno de los frigoríficos que habita en las calles de Berlín.
Los frigoríficos empiezan a formar parte del paisaje urbano de Berlín. En ellos, se encuentra comida en buen estado que supermercados y tiendas “no pueden vender”. Los alimentos quedan así al alcance de quien los necesita.
El joven Raphael Fellmer –él y su familia viven sin dinero desde 2010-, conocido por su claro posicionamiento anticonsumista, es el autor de la iniciativa Lebensmittelretter. El proyecto ya cuenta con 7.500 socios y 1.700 voluntarios que husmean en los comercios de la ciudad en busca de alimentos comestibles que por una razón u otra no se pueden vender. Organizan su actividad colaborativa alrededor de una plataforma web.