Etxearen alboko atea.
Kristalezko botilekin egindako etxearen atzealdea.
Kristalezko botilekin egindako etxearen aurrealdea.
Kristalezko etxea, barrutik.
El canadiense Edouard T. Arsenault recibió una curiosa postal en el año 1979. Se la enviaba su hija, y contenía la imagen de un castillo de cristal ubicado en la isla de Vancouver. El hombre quedó maravillado, y empezó a soñar con crear su propia casa de vidrio.
Desde el principio tuvo claro que construiría una casa original y única. Para lograrlo, decidió empezar a trabajar con botellas de vídrio recicladas. Contó sus intenciones a conocidos, vecinos y amigos. Todos comenzaron a guardar las botellas que habían usado. Lo mismo les ocurrió a los restaurantes y bares de los alrededores.
Edouard dedicó todo un invierno a limpiar las botellas recolectadas para preparar la construcción. Cuatro años más tarde había logrado construir tres hermosos recintos con más de 25.000 botellas de cristal.